Cuando uno es muy pequeño, dice muchas cosas sin pensarlo. Jim, era novio de Molly, con tan solo 6 años. Eran muy pequeños cuando hicieron una promesa. Jim estaba seguro que se casaría con Molly.
«¡Cuando sea grande, voy a casarme contigo!»
Una promesa que al principio ni la penso demasiado, fue hacil de hacer a sus apenas seis años. Pero treinta años después, él la buscó e hizo justo esto…
Molly, tenía una energia increíble, una personalidad radiante y Jim se enamoró de ella de imediato. Palabras mayores para un pequeño de seis años, pero él estaba seguro: iba a casarse con esa chica algún día.
Luego de regresar de la escuela, con una sonrisa de oreja a oreja le dice a su madre, ¡Estoy enamorado!
Justo ese día, fue con su madre a la tienda y de su bolsillo compró un lindo anillo de plástico, con un perrito adentro. ¿Le gustaría a ella?
El siguiente día Jim, llegó con el regalo, donde se veía aún más hermosa que el día anterior. Al final del descanso, Jim le daría el anillo a su futura novia. Si lo aceptaba por supuesto.
Temblando de los nervios, Jim, entró y al verla más radiante y hermosa se emocionó más. Pensando que lo iba a rechazar, pero seguro que lo quería hacer, sabiendo que «Hay una primera cosa para todo» pero decidido llegó.
Ella estaba vestida con un vestido blanco, con dibujos de helados y una foto de Winnie Pooh. ¡Lucia muy linda!
«¿Qu-qu-quisieras ser mi novia?»
Los ojos de Molly se abrieron, con gran asombro y una pequeña sonrisa asintió. «Sí, sí quiero ser tu novia» asintió la pequeña niña. Emocionada le mostraba a todos su anillo, jugaron durante todo el descanso.
Pero al final del año escolar, Algo muy malo sucedió.
Jim, estaba en un grado superior a ella. Molly y Jim eran una pareja inseparables, un gran equipo. Jugaban todas las tardes y se visitaban en sus casas fuera de la escuela.
Molly con ojos llorosos le dice a Jim, «Tengo que contarte algo y no te va a gustar» Entre ojos sollozos.
«Mi padre tiene otro trabajo y nos vamos a mudar». Jim, rápidamente le responde, «Yo, Jim Johnson, voy a casarme contigo de verdad. Donde quiera que estés sin importar la edad que tengas. Nos vamos a casar» entre ojos llorosos.
Molly asintió, todavía llorando, se subió al carro de su padre. Y así de simple, no se verían más, hasta años después. Pero luego todo cambió.
36 años tenía Jim, había tenido muchas novias después de Molly, pero ninguna le había sentir tanto como Molly. Él jamás la olvidó.
Contaba con Hogar propio, un perro y un buen trabajo. Una vida ocupada para su edad. Pero recientemente, había recordado muchas veces a Molly.
Solo fue una novia de primaria, ¿Que tan serio podría ser? Pero la razón de su repentina atención hacia Molly no lo podía explicar.
Luego de limpiar sus pertenecias, Jim, encontró una pequeña hoja, y cuando la leyó recordo lo úlitmo que decía, la había escrito con su madre.
La carta decía lo siguiente:
«Querida Molly,
Estoy muy feliz de que seas mi nova. Siempre jugamos juntos y no me divierto tanto con nadie tanto como contigo. Nos reímos juntos y cuando me acababa de caer de mis patines, me diste una curita. Espero que siempre seamos novios y que algún día nos casemos».
Esa última frase cambió todo. Le hizo recordar la promesa y recordó ese momento tan especial.
Buscando su perfil de facebook, la encontró. Rápidamente Molly se acordó de quien le llamaba. Era un novio de primaria. Luego de una gran charla por teléfono, Acordaron una cena juntos.
Una cita después de treinta años.
Se dieron cuenta que a pesar de no verse hace treinta años, habían pasado por cosas muy similares. Tenían mucho en común.
«¿Lo de anoche fue una cita? Porque me pareció. Y de hecho me gustó», dijo Molly.
Luego de esa cita, hubieron muchas más. Se conocieron mucho más y eran muy felices.
Jim y Molly se casaron. Luego de una promesa de hace treita años. Finalmente contrajeron nupcias. «Simplemente estabamos destinados del uno para el otro», asintió Jim.
Una ceremonia sin duda hermosa y con una historia muy única. Están muy felices juntos hasta el día de hoy. Incluso están pensando en tener hijos.
Dos tortolitos a la edad de 6 años, separados por el destino, se reunieron de nuevo. Así que puedes ver adónde puede conducir una promesa de la infancia.
¡Todo es posible cuando se trata de amor verdadero!