Todos somos conscientes del gran dolor que pueden ser los calambres, o al menos ver a alguien dándose uno a sí mismo a menudo parece muy doloroso. Aquí verás por qué suceden y cómo detenerlas.
Lo más difícil es que no sabes cómo predecirlos, no sabes cómo detenerlos y, sin embargo, te despiertan en medio de la noche, especialmente cuando estás soñando después de un largo día, que puede convertirse en una pesadilla.
Por eso queremos hablarte sobre qué desencadena los calambres, por qué ocurren y qué puedes hacer para aliviarlos. Si quieres evitar que esto vuelva a suceder, este post es para ti. ¡Sigue leyendo!
¿Por qué se producen los calambres?
Síntomas
La mayoría de los calambres musculares ocurren en los músculos de las piernas, especialmente en la pantorrilla. Además del dolor agudo repentino, también puede sentir o ver una masa dura de tejido muscular debajo de la piel.
Es un hecho:
Despertarse en medio de la noche con un dolor punzante en una pierna no solo es desagradable, sino también confuso para quien duerme.
Este tipo de dolor repentino es más común de lo que imaginas, y aunque suele presentarse en la pantorrilla, puede extenderse al muslo.
Muchos factores influyen en la aparición repentina de los calambres, y aquí te hablamos de las posibles causas que podrían provocarlo:
Si eres sedentario o pasas mucho tiempo de pie en tus actividades diarias, eres candidato a sufrir calambres.
Además, si al sentarte lo haces de alguna manera ignorando una buena postura, también puedes sufrirla.
Son comunes en mujeres embarazadas, personas con problemas de adicción al alcohol y aquellas con ciertas afecciones, como diabetes y enfermedad de Parkinson.
Si estás deshidratado, esto también puede suceder.
En todos estos casos, se manifiesta por un dolor punzante que va de moderado a intenso.
¿Quieres detenerlos fácilmente?
Tan pronto como sienta el dolor, siéntese en la cama con las piernas estiradas y tire de la punta del pie acalambrado hacia usted, esto lo calmará de inmediato.
Otra forma es ponerse de pie y colocar las manos en la pared, estirando la pierna adolorida.
Revisa cómo duermes, incluso si las sábanas o la ropa que usas son demasiado apretadas y obligan a tus músculos a contraerse.