Todo ser humano tiene una cicatriz que lo acompañará durante toda su vida y que simboliza su llegada al mundo. Es el ombligo, esa peculiar marca en el abdomen provocada por la rotura del cordón umbilical cuando eres un bebé. Aunque todos se parecen, no son iguales; puede ser exterior y con diferentes formas. ¿Sabías que tu ombligo también puede darte una pista sobre tu salud? Te explicamos por qué.
Para saber más al respecto, primero debes identificar qué forma tiene tu ombligo y así saber qué significa.
- Ombligo protuberante: El ombligo que sobresale o sobresale parece un botón. Quienes tienen este tipo de cicatriz son más vulnerables a una hernia, por lo que deben procurar no cargar objetos pesados.
- Ombligo hundido: Si tu ombligo es profundo y de forma circular, puede indicar que tiendes a tener sobrepeso, ya que cuando hay mucha grasa abdominal, el ombligo tiende a hundirse. Si eres delgada y tu ombligo tiene esta forma, podría ser síntoma de problemas digestivos.
- Ombligo alargado: Es uno de los ombligos más estéticos, gracias a que indica que se fortalecen los músculos del abdomen. Es el tipo de ombligo que suelen tener los atletas.
- ombligo en forma de T: Este tipo de ombligo recibe su nombre porque su forma se asemeja a la letra T. Quienes lo tienen son propensos a sufrir dolores abdominales de leves a severos.
- Ombligo de almendra: Son los ombligos intermedios, es decir, no sobresalen, pero tampoco son profundos (suelen ser planos).
Las personas con este tipo de ombligo son propensas a sufrir dolores musculares y desgarros, por lo que deben extremar las precauciones si realizan actividad física.
La forma del ombligo está determinada por la naturaleza de cada persona y cómo su cuerpo pasa por el proceso de curación. Sin embargo, puede cambiar según los hábitos de cada persona. Si tiene dudas sobre su salud, consulte a su médico.