“Crecieron juntos, se casaron. Ni la muerte separó a mi madre y a mi padre, mira que lindo. El mismo día se fueron los dos. Eso fue Dios”, comentó la hija.
El COVID-19 sigue dejando momentos amargos tras su paso, la pandemia es algo que nadie de nosotros estaba 100% preparados. Aún sigue dejando víctimas fatales, víctimas inocentes. Esta vez, quienes se despidieron fue una pareja de abuelos, de 62 años se despidieron de sus familias y seres queridos.
Antonio Manuel Emboava, de 83 años de edad y, Maria de Lourdes de Paula Emboava, de 76 años, quienes eran esposos, se despidieron luego de vivir la mayoría de su vida juntos. Fallecieron en un lapso de 11 horas, por lo cual la familia siente que fueron unidos por Dios, tanto como en la vida como en la muerte.
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Antonio murió el 28 de septiembre alrededor de las 5:30 am, y María a las 6:30 am el mismo día, de acuerdo a sus hijas. Ellos dejan una familia muy numerosa, con 10 hijos, 27 nietos, 26 bisnietos y 5 bisnietos.
Cuando esta pareja de Artur Nogueira, una ciudad en el estado de Sao Paulo en Brasil, fue diagnosticada con coronavirus, las alarmas se encendieron en sus seres queridos. Con su edad, se esperaban los peores escenarios.
“Perder un padre con una madre es una herida que está dentro del pecho de la gente. Hay que rezar mucho con Dios. Pidiendo mucha fuerza para que Dios consuele nuestro corazón”, dijo una de las hijas, Valdete Emboava, de 53 años, en conversación con G1 Globo.
Y es que Valdete, fue una persona muy creyente a la fe cristiana, está segura que la unión de sus padres durante más de 6 décadas, fue un acto de amor y Bendición de Dios hacia su familia. Ahora, ellos descansan con él.
“Crecieron juntos, se casaron. Ni la muerte separó a mi madre y a mi padre, mira que lindo. El mismo día fueron los dos. Eso fue Dios”, comentó la hija.
Su madre estaba cerca de cumplir 77 años. Pero su hija cree y afirma que a llegado su momento y cumplió todo lo que quería para su vida. Valdete afirmó que su madre no soportaría esta en vida, sin su compañero ideal y leal.
“Lo que tenía que hacer aquí, lo hizo, así que era hora de que ella también se fuera. En unas horas la recogieron también (…) Si no gana el cielo, no creo que nadie más lo gane”, afirmó.