Es muy común que nos hagamos esta pregunta, ya que en algunos refrigeradores hay un espacio para colocar los huevos. Entonces hay que meterlos ¿o no?Las opiniones están divididas. Algunos creen que los huevos deben mantenerse en el refrigerador para evitar intoxicaciones alimentarias. Mientras que otros afirman que la temperatura ambiente siempre es lo ideal.
El cascarón del huevo es poroso. Pero tiene una capa natural que lo cubre, la función de esta capa natural es protegerlos de la entrada natural de aire y de agua. En Europa y Latinoamérica le consume una protección a esta cápita, que es muy buena y cumple con su función. Pero cuando hay calor muy fuerte, como en algunos lugares que rebasan los 35 grados Celsius no es una mala idea meterlos al refrigerador. Porque esa capa que contábamos anteriormente se puede perder, gracias a las grandes temperaturas, y puede haber alguna condensación de agua; Incluso con el calor, puede haber una dilatación y contracción del huevo, provocando que los poros se abran y que por ahí pueda entrar alguna bacteria.
En la mayoría de los centros comerciales tienen aire acondicionado funcionando. Por esta razón no tienen los huevos en el refrigerador.
En Estados Unidos, el Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) exige que los huevos se refrigeren porque aunque tengan sus cáscaras limpias y sin fisuras, pueden correr el riesgo de contener salmonella. Si un huevo está contaminado con esta bacteria, dice la ley estadounidense, almacenarlo a temperatura ambiente permite que se multiplique.
Un estudio elaborado por los laboratorios FoodTest de West Yorkshire, en Reino Unido, comparó lotes de huevos industriales y locales: dos lotes de huevos durante 15 días, uno a temperatura ambiente y el otro a una temperatura de un refrigerador tradicional, es decir de 6 °C.
Los dos se analizaron regularmente, y se pudo detectar bacterias como e.coli, estaphylococcus aureus, salmonella, listeria y campylobacter. Estos resultados obtenidos en el punto de vista de la prueba, al final de la primera semana y al final de la segunda, fueron todos iguales. No hubo diferencia entre los dos lotes. Ambos permanercieron sin bacterias.